El sábado 22 comenzó nuestro viaje. El avión salía a las 8 de la mañana, así que tuvimos que darnos un buen madrugón. Levantarnos alrededor de las 4 para estar en el aeropuerto a las 05:30. Mover a un grupo de 50 por todos los procesos necesarios para subir a un avión resultó cuando menos laborioso, y después de pasar por facturación, control de equipajes y control de pasaportes, llegamos justo a tiempo de la última llamada. Un poco más y nos quedamos en tierra. Pero bueno, finalmente, conseguimos embarcar y unas tres horas más tarde tocamos tierra a irlandesa.
Una vez en Dublín había un autobús esperándonos que nos llevó a nuestro destino, Athlone, en pleno centro de la isla, a una hora y media de la capital. Alrededor de la una de la tarde llegamos a destino y allí nos estaban esperando todas las familias que iban a alojarnos en sus casas. Los niños se repartieron por parejas con las familias que tenían asignadas y cada pareja pasó la tarde del sábado conociendo la casa, la familia y haciéndose a la nueva situación. Nos veríamos de nuevo a la mañana siguiente. Destino: Dublín.
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